Llegó la hora de retomar la rutina y empezar a ordenar y organizar las mañanas porque mis niñas empiezan el colegio y, al fin, de manera presencial. He comenzado a entrenarme desde hace algunas semanas, así que voy con calma.
En lo particular, siempre he tenido rechazo a planificar mi día a día. Lo curioso es que durante mi vida como ejecutiva he podido ordenarme, cumplir mis objetivos, he podido dirigir equipos de trabajo, he podido llevar reuniones de directorio con éxito, pero ahora que soy mamá ejecutiva de casa, las labores son diferentes. Me ha costado aprender los quehaceres (desde cómo usar la lavadora), ver qué funciona y qué no, convivir todos juntos 24 x 7 (y con hijas en plena adolescencia), y no ha sido nada fácil. Imagínense a mi esposo con tres mujeres en casa.
La pregunta del millón que me hice es cómo planificar sin planificar; es decir, cómo educar a mi mente porque el solo hecho de pensar que tenía que llenar plantillas o cuadritos por horas, para cada día, me estresaba… y me estresaba más saber que, de repente, no podría cumplirlos. Pero es momento de cambiar hábitos si quiero cambiar mi vida porque nunca hay edad para volver a empezar, sólo hay que tener voluntad así que va el intento número 1 453 de empezar a planificar.
Tengo claro que, si quiero llegar lejos, necesito voluntad. Marian Rojas Estapé, psiquiatra escritora, dijo en una entrevista que dio en Aprendemos juntos – BBVA (aquí el link por si quieren escucharlo https://youtu.be/TjqrualxgkI ), que “una persona con voluntad llega más lejos que una persona inteligente”. De repente, este comentario puede generar cierta controversia, pero creo que es algo que podemos comenzar a interiorizar y discutirlo entre buenos amigos y algunos vinos.
Soy consciente de que la única forma de crear rutinas sin estresarme es soltar el control de todo y comenzar por lo sencillo. En esta búsqueda estuve leyendo a Michelle Rohr, especialista en planificación y fundadora de The Secret O.W.L. Society, y ella recomienda que para crear hábitos hay que hacerlo de la manera tan simple y efectiva como sea posible. ¿Por qué? Porque el verdadero éxito surge de hacer las cosas simples y no complicadas.
Con estas premisas, empecemos por el principio; es decir, identifica tus bases:
- Elabora una lista sencilla de cosas que tienes que hacer cada día, tan simples como cepillarte los dientes cada mañana.
- Tómate un día o dos para ordenar u organizar esas cosas de tu lista, de manera que te permita seguir una rutina de mantenimiento. Me refiero a que, si todas las mañanas tienes que guardar tu ropa en tus cajones del closet, significa que estos ya están organizados y solo es abrir tu cajón y guardar tu ropa. Fácil, ¿no?
Una vez que hayas identificado tus bases, grafícalas y pégalas en un lugar donde puedas verlas apenas te levantes hasta que queden grabadas en tu cabeza y puedas hacerlo de manera inconsciente. Te comparto cómo hice yo (hace unos años que no tenemos ayuda permanente en casa, así que ha sido necesario).
Pon palabras claves, así es más fácil memorizar. Esto te permitirá que empieces tu día con la mente clara y puedas continuar con tu día sin que te atormentes porque no hiciste algo fundamental para ti (como tender tu cama); así enfocas tu energía en lo que quieres trabajar, crear, diseñar, lo que lo que sea que tengas en tu mente.
Aquí te dejo el link donde puedes descargar estas plantillas: https://bit.ly/mirutina_diaria. Elige la que más te guste.
Espero te sirva y cuéntame cómo te va. Si tienes alguna otra forma compártela y entre todas nos ayudamos. Es mejor vivir este proceso en compañía.
Un abrazo.